En ocasiones se plantea el estudio de un objeto real, bien por que éste se necesita analizar, medir, o bien porque se quiere preservar. Es ahí donde nace la necesidad de trasladar el objeto real al mundo digital. Antigüamente esto se hacia a través de tediosas series de medidas o utilizando métodos de topografía clásica o fotogrametría.
Pero los puntos por muy exactos que sean no dan la sensación de objeto, es por lo que, de forma complementaria, se procede a modelar, es decir, cubrir con una capa de triángulos o caras la nube de puntos, utilizando estos como apoyo lo que nos habilitará a realizar análisis no solo dimensionales, y a dotar al objeto digitalizado de características como peso, material, textura.
Ahora, y gracias a la tecnología, podemos transcribir ese objeto a una serie de datos compuestos por una nube de puntos, que son manejados en formato CAD y que nos permiten realizar diversos análisis. Como ejemplo la digitalización de la puerta de la Catedral de León.
La reproducción de diferentes espeleotemas, de la cueva del Castañar de Ibor para junta de Extremadura, que más adelante sirvieron para la construcción de un modelo expositivo.